En su laboratorio secreto el Hombre Revenido instruye a los simios del mañana. La involución es el camino correcto. El hombre nuevo no es estéreo, es mono. Desenfunda el revólver de tu mente, forastero. No es la Atlántida, es Huesca, el humilde centro del Universo.
miércoles, septiembre 27, 2006
Planteamiento, nudo y desenlace
Quizás porque su nacimiento, como impaciente sietemesino, fue uno de los mayores sobresaltos acaecidos en el cine Odeón, Óscar heredó el gusto y los caracteres del villano cinematográfico. Era malcarado, cruel y calculador. También cristalino y torpe.
Si Méliès, el hijo soñador de un zapatero, había podido reinventar el cine, Óscar, hijo de taquillera, no sería ajeno a su destino a pesar de su deficitario talento.
Tal vez por eso tejió su vida como un argumento, y se entregó a las balas de la policía precisamente en aquella sala, entre las butacas de su infancia, urdiendo su derrota modélica, como, en el anverso, aquel hombre codicioso persiguió su fortuna para que Orson Welles concibiera su película.
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